l clásico error que cometen muchas personas es pensar que las dietas solo sirven para bajar de peso. En realidad, estas constituyen la base de una buena alimentación, que a su vez deriva de la calidad en el estilo de vida, influido por la cultura y el lugar donde vivimos.
Entre las dietas regionales que más privilegian los alimentos naturales, se encuentran:
• Dieta mediterránea: Directo de la Grecia Antigua y sus alrededores, la tradición mediterránea corona al aceite de oliva como su ingrediente base. Este sirve de perfecto condimento a pastas, legumbres, hortalizas y verduras, así como el infaltable pescado asado o a la plancha.
Las comidas son realizadas después del mediodía y la cena un par de horas antes de ir a la cama. Y para una correcta digestión, nada mejor como el placentero descanso de las tertulias en la sobremesa y la obligada siesta entre comidas.
• Dieta atlántica: La gastronomía de la Europa Atlántica rinde culto a los pescados de altura. Los potajes más exquisitos incluyen guisos de bacalao o atún y mariscos cocidos o a la plancha (y si no, prueben las inmejorables langostas y centollas gallegas).
La tierra también aporta lo suyo con carnes de res y carnero, acompañadas por verduras y hortalizas en abundancia, todo preparado al horno. Eso sí, después de la comilona un buen baile para disminuir la pesadez y aumentar la alegría.
• Dieta japonesa: De lo mucho, poco, dicta la premisa culinaria nipona. Y es que en el país del Sol Naciente -rico en pescados y arroz- se acostumbra comer variedad de platillos en pocas cantidades, como signo de generosidad, pero sin excesos.
En la cocina japonesa la frescura del pescado es imprescindible, debido a que tiende a comerse crudo -como en el sushi y sashimi-, únicamente marinado por sus típicas salsas. Y siguiendo la costumbre asiática, preparan los alimentos salteados en el clásico wok (utensilio similar a una cazuela) o los cocen al vapor en celdillas de bamboo.
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