miércoles, 23 de febrero de 2011

Baño turco, sauna y los masajes

Fórmulas ancestrales como el baño turco, sauna, los masajes con piedras o las terapias de chocolate son perfectas para desintoxicar el organismo, relajarnos y vernos bellas.

Controlar la temperatura del agua con la cual nos bañamos es una de las terapias más sencillas para relajar los músculos, la mente y tonificar la piel. Una ducha entre los 37 y 39 grados es lo ideal, mucho cuidado, si pasas de los 40 los efectos buenos se invierten, esto quiere decir que ocasiona flacidez muscular y cutánea, capilares rotos y caída de tensión.

En un baño turco los 45 grados de temperatura interior contrastan con el 99% de humedad del ambiente, lo que hace posible que soportemos los 15 minutos necesarios para sudar, elmiminando toxinas, abriendo poros y consiguiendo un nivel de hidratación cutánea ideal, lo que hace ver nuestra piel tersa y lozana al concluir cada sesión, luego de la cual se recomienda un baño de agua fresca para contrarrestar los efectos de tanto calor.

La sauna finlandesa es de calor seco (casi 90 grados), se recomiendan para calmar dolores articulares, virus gripales o luego de una noche de fiesta, sin embargo, quien sufre de hipotensión, problemas cardiovasculares, trastornos respiratorios y pieles reactivas o hipersensibles deben abstenerse de ello.

Estas sesiones de calor pueden aprovecharse también para realizar algún tratamiento de belleza “casero”, por ejemplo si untas tu cabello con una mascarilla nutritiva antes de ingresar al baño turco conseguirás una mayor penetración de los activos hidratantes, reparadores y nutritivos, el efecto positivo se sellará con la ducha de agua fría. Un auténtico peeling puedes conseguirlo si aplicas el exfoliante luego de cinco minutos de estar expuesta al calor, luego con la ayuda de un guante de crin realiza masajes circulares, el resultado es una piel extra-suave.

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